Tieta se ha convertido en la bendita proveedora de su numerosa familia, que lleva 15 años recibiendo religiosamente su grueso cheque mensual. Pero esta vez, en lugar del cheque llega la propia Tieta, en todo el esplendor y descaro de su explosiva belleza. El pueblo le abre los brazos, y quedan todos encantados con sus riquezas y favores. Con una breve llamada telefónica, logra que a Agreste finalmente le instalen una central eléctrica.
Tieta pone a babear a todo hombre del pueblo. Ella es simpática con todos, pero escoge a su sobrino Cardo, hijo mayor de su ambiciosa y mojigata hermana quien lo ha metido a seminarista. Tieta se encarga de despertar los apetitos del muchacho en la cercana playa donde nuestra heroína construye su casita de veraneo. Mientras tanto Leonora, "hijastra" de Tieta, suspira por el joven intendente de la alcaldía.
Pronto el pueblo confronta el precio de la modernización: una multinacional quiere construir una fábrica de titanio en la propia playa de Tieta, que conlleva la amenaza de la contaminación. Pero todo termina alegremente en esta fiesta de sensualidad y trópico, reflejo del choque entre el progreso desenfrenado y las tradiciones del interior que vive el exuberante país brasileño.
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