El próximo domingo 16 de enero del año en curso, a las 19:00 horas, en el conocido café cultural “La Casona”, habrá de cumplirse el primer aniversario del cine-club que, domingo a domingo, en ese lugar, se lleva a cabo, coordinado atinadamente por Ricardo Suárez Estrada, su gentil y siempre amable anfitriona, Ariadne Lozano Villarreal, y José Luis Domínguez.
Un año de buen cine se dice fácil en teoría, pero no lo es en la acción. La labor constante del cine-club “La Casona” se traduce en un espacio permanente, un buen equipo de proyección, una constante investigación, búsqueda y adquisición de títulos que le otorguen una dirección didáctica y original a la oferta cinematográfica, actividad misma que redunda en cubrir esa necesidad socio-histórica cultural de profundizar en la cabal apreciación del llamado séptimo arte. Actividad que, a la vuelta de un año, se concreta en diez ciclos de cine, a saber: La literatura en el cine, Las tonalidades del amor, Los siete magníficos (directores), ¡Mira cómo estoy temblando!, ¡Cámara… acción!, Mujeres: alma, mente y corazón, México en tres colores y dos siglos, La muerte tiene permiso, Cuatro historias de invierno y, finalmente, Buñuel. Lo que da como resultado, una proyección ininterrumpida de cincuenta y tres películas, ubicadas, en su mayoría, en una temática diversa pero hondamente relacionada con las cuatro estaciones del año.
El cine-club “La Casona”, en su cita hebdomadaria, es decir, de cada domingo, de manera libre y gratuita, despliega una labor seductora ante un público asistente que, en principio, es solamente una afición y que, con el tiempo, se ha ido transformando en una labor de culto. De esta manera, el acto de acudir al cine se convierte en una experiencia doble: Por un lado, es de índole personal, en la cual cada cinéfilo forma su opinión o termina de formarla, dada su propia historia, su propio bagaje cultural, sus experiencias vitales; por otro lado, es un acto colectivo, el cual se deriva al compartir ese mismo espacio-tiempo de una proyección fílmica con otras personas.
El cine-club “La Casona” provoca el debate, el enorme goce de confrontar ideas que enriquecen notablemente la experiencia colectiva de acudir a cada proyección dominical. En ocasiones, las discusiones que se generan derivan de esa plenitud llamada taller de apreciación cinematográfica, otorgándole un rumbo formativo y didáctico a cada función. Hablar, conversar, discutir ideas alrededor de una película crea en sus participantes una sensación plena de libertad. Ir al cine se convierte, entonces, en una experiencia que no parece ser de este mundo.
El cine-club “La Casona” le da cabida a filmes que, en su gran mayoría, no fueron creados con la mera finalidad de hacer dinero, sino precisamente del anhelo de elevar al cine a la categoría de arte. Por eso propone planteamientos estéticos; da lugar a personajes que se vuelven entrañables para el espectador; construye un sitio para que esas historias y sucesos, que por su originalidad, las cadenas corporativas y comerciales normalmente prefieren mantener enlatadas, es decir, ocultas bajo el tapete de la indiferencia, de la apatía, siendo ésta una gran oportunidad para el cinéfilo, de acercarse a grandes, nuevas y buenísimas propuestas que los antiguos y más recientes directores tienen para todos los cinéfilos cuauhtemquíes. Enhorabuena por todos nosotros los fanes del cine-club “La Casona”, al que, por supuesto, todos estamos cordialmente invitados.